y de la misma forma se enamoró.
Nunca fue muy de escuchar al resto,
entonces, hizo algo insólito
en una sociedad conservadora...
Dejó todo, carrera y hogar,
para ir al lugar más frio del país
y estar con ella.
No veo el futuro,
pero podría decir eternamente.
Empezó alguna que otra cosa nueva
para darle un futuro
a su primogénito
y a su nueva familia.
Nunca se dejaron de amar,
renovándose como las estaciones,
siempre llegan,
pero diferentes cada año.
Dos décadas y media después,
la vida sigue presentando
su lindo rostro y su cara fea.
A pesar del miedo inicial
fue el mejor salto
que pudieron hacer.
Son ejemplos de simbiosis,
y nadie lo puede negar.
Hoy escuchan su chamamé,
y recuerdan cuando todas las aves estaban en el nido,
pero sin arrepentirse de nada, porque saben que lo hicieron bien.
Que los miren a ellos dos,
y se animen a decir que no existe el amor... si es que pueden.
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