Somos los nietos bastardos
Del hijo prodigio
Incurables luchadores
Insufribles, insurgentes
Inefables subersivos
Revolucionarios inherentes
Al suelo sangrado de los viejos aborigenes.
Con el peso de las moledoras de carne
Manchadas de pobres condenados
Con los ojos masticando bronca
Y nuestras manos formando puños
Que por primera vez en su vida
Se cierran para recibir puñetazos
Nuestras bocas que se abren
Y les escupen espejos en la frente
Pisando vidrio molido avanzamos
Rezándole al serrín de sus zapatos
Que son nuestros hermanos.
Está enferma y es estúpida
La vaca que se escapa del matadero
Y bagual se ríe, por lo bajo, de tu risa
Y se muere, pobre, retocida
Pero recuerda:
Bastardo sí,
Pero siempre hermano.
Contra ellos, hermano.
Del hijo prodigio
Incurables luchadores
Insufribles, insurgentes
Inefables subersivos
Revolucionarios inherentes
Al suelo sangrado de los viejos aborigenes.
Con el peso de las moledoras de carne
Manchadas de pobres condenados
Con los ojos masticando bronca
Y nuestras manos formando puños
Que por primera vez en su vida
Se cierran para recibir puñetazos
Nuestras bocas que se abren
Y les escupen espejos en la frente
Pisando vidrio molido avanzamos
Rezándole al serrín de sus zapatos
Que son nuestros hermanos.
Está enferma y es estúpida
La vaca que se escapa del matadero
Y bagual se ríe, por lo bajo, de tu risa
Y se muere, pobre, retocida
Pero recuerda:
Bastardo sí,
Pero siempre hermano.
Contra ellos, hermano.
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